jueves, 29 de mayo de 2008

El soneto

Que felices son los bonitos días,
recordados siempre con alegría,
nunca con esa horrible sombría,
siempre como si sonaran melodías.
Esos ratitos sin de esas mentidas,
y estábamos cuando desvanecía,
el amanecer de tus ojos corría,
allí juntos comiendo sandías.
Tu y yo corriendo de las manos,
casi como dos bonitos hermanos,
nuestro amor estalla como petardos.
Somos enamorados ciudadanos,
nosotros pecamos, somos humanos
siempre locos de amor nos abrazamos.

No hay comentarios: